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La leyenda de Doña María Coronel y el Rey Pedro I

Doña dona-maria-coronelMaría Coronel tuvo una desgraciada vida, marcada por las luchas por el poder en una Castilla dividida por continuas guerras civiles, y por el capricho del Rey Pedro I por poseer a toda mujer que le apeteciera. Para entender mejor esta leyenda, hay que conocer el entorno histórico en que tiene lugar.

María Fernández Coronel era la hija mayor de Alfonso Fernández Coronel, Señor de Montalbán, Capilla, Burguillos y Bolaños. Un poderoso noble castellano que logra el favor del Rey Alfonso XI, y de la dama sevillana Leonor de Guzmán, que durante veinte años fue favorita del Rey, dándole cinco hijos. Merced a estas relaciones, don Alfonso logra el Señorío de Medina Sidonia en Cádiz y otros honores, destacando en la defensa del Reino de Castilla contra la Orden de Alcántara, a cuyo Maestre, Gonzalo Martínez de Oviedo, derrota, ordenando que sea degollado y quemado en 1340.

Volviendo a Andalucía y a la vida de María Coronel, no acabaron las desgracias para ella cuando murió su padre en Aguilar de la Frontera. Su hermana Aldonza, se había casado con Alvar Pérez de Guzmán, Señor de Lara, que también hizo causa común con su cuñado Juan Alfonso y su suegro, Alfonso Fernández Coronel, contra el rey y a favor de su hermano bastardo Enrique de Trastamara. Tras ser derrotados, Alvar huyó dejando a su esposa Aldonza en Sevilla, en el Convento de Santa Clara. 

El Rey Pedro I, que pasaba largas temporadas en Sevilla, donde sobre el antiguo palacio almohade mandó construir el actual Alcázar, se encapricha de Aldonza Coronel con la que se ve primero en la Torre del Oro y luego en el Alcázar de Carmona. Ante la ausencia de su marido don Alvar Pérez de Guzmán, su cuñado, el esposo de María Coronel, Juan Alfonso de la Cerda, descendiente de la familia real de León, defiende su honor contra el rey levantándose en armas y siendo derrotado por Juan Ponce de León, Señor de Marchena, por lo que es apresado. Doña DMaría Coronel partió desde Sevilla a Tarragona, donde se encontraba el rey para rogarle clemencia. El Rey Pedro I la engañó pues le concedió el indulto porque sabía que antes de que María Coronel volviera con la carta de libertad a Sevilla, el preso habría sido decapitado, lo que efectivamente ocurrió ocho días antes de que ella llegara.

Doña María Coronel, ya viuda, se retira a casa de sus padres, en la Calle Arrayán, esquina con el Mercado de la Calle Feria, donde aún se conserva un hermoso ventanal de estilo mudéjar y que posteriormente fue residencia de los Marqueses de la Algaba, corral de vecinos, teatro y almacén.

Pedro I, que se había percatado de su hermosura, la persigue hasta allí en compañía de sus criados y María huye al Convento de Santa Clara, rodeando la laguna de la Alameda, buscando refugio entre las monjas. Éstas, conocedoras de la catadura del Rey Pedro I, la esconden en una zanja y la cubren con tablas y tierra sobre la que dicen que crecieron al instante plantas y flores que la ocultaron. El rey, a pesar de registrar todo el convento, no pudo encontrarla y hubo de marchar. Sin embargo, días después y debido a una delación, el monarca se presentó de improviso y persiguió por los corredores a Doña María, que finalmente se refugió en la cocina del convento y, viéndose sin salida, se vertió sobre el rostro el aceite hirviendo que se encontraba al fuego, desfigurándose totalmente la cara y las manos.

El rey, impresionado y aterrado, le devuelve las posesiones de su familia y las rentas confiscadas, con lo que Doña María Coronel funda con su hermana Aldonza el Convento de Santa Inés en la misma casa de sus padres, junto a la Parroquia de San Pedro, siendo su primera abadesa hasta su muerte. Sin embargo otros historiadores apuntan a que no recuperó sus propiedades hasta la muerte de Pedro I y la entronización de Enrique II. Esta última versión coincide cronológicamente con los hechos, pues la fundación del Convento de Santa Inés data de 1376 y para su mantenimiento Doña María Coronel donó sus posesiones en Sevilla, Carmona y el Aljarafe, y los castillos de su padre al Infante Fernando de Antequera en 1409, a cambio de que él terminara la construcción del monasterio y entregara una renta anual a sus monjas.

Aunque tradicionalmente se considera que murió el 2 de Diciembre de 1411, el historiador Moreno Alonso dice fue en 1409. El cuerpo de Doña María Coronel estuvo enterrado hasta 1679 en un sepulcro bajo, junto a su marido Juan de la Cerda y una hija pequeña, hasta que, con motivo de unas obras, las monjas decidieron trasladarlo a otro sitio. Entonces se descubre que el cuerpo de Doña María Coronel estaba incorrupto, en tanto que tan solo quedaban cenizas de su marido e hija. En 1834 se reconocía su incorruptibilidad. Desde entonces se venera en Sevilla con un fervor popular que nunca ha decrecido y su cuerpo puede verse cada 2 de Diciembre tras una urna de cristal.

Fuentes bibliográficas:

sevillanísimo.es

sevillaellegado.blogspot.com

leyendasdesevilla.blogspot.com.es

sevillavisita.com

sevilla.abc.es

unpocodesevilla.blogspot.com

sevillaciudaddeembrujo.blogspot.com.es

seviocio.es

sevillamisteriosyleyendas.com

sevillatequiero.blogspot.com

 

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